Un aspirante al concurso de ascenso a oficial en la Policía Local presuntamente amañado ha asegurado este lunes que uno de los agentes investigados “se vanagloriaba” en público de que iba a aprobar.

En la cuarta sesión del juicio por el conocido como caso Exámenes han comparecido como testigos varios aspirantes que aprobaron las pruebas sin obtener plaza. Por ello, se consideran perjudicados por el presunto amaño de las oposiciones en 2012.

Uno de ellos ha asegurado que uno de los agentes señalado como presunto beneficiario de la filtración, Tomás Mas, tenía “una actitud muy prepotente”, y que públicamente, sin “ningún complejo”, “decía que iba a aprobar y que llegaría a comisario”. “Decía: ‘Esto está hecho'”, ha contado el testigo.

En el banquillo se sientan el exdirector general de Seguridad Ciudadana, Enrique Calvo; el intendente jefe de la Policía Local de Palma, Antonio Vera; el comisario jefe de la Comisaría Operativa y de Seguridad, Rafael Estarellas, y otros tres funcionarios de la Policía Local, dos de ellos como supuestos receptores de la filtración de preguntas del examen (Tomás Mas y Santiago Adrover).

Se investiga si los mandos policiales se concertaron para favorecer a estos dos aspirantes adelantándoles las preguntas de una de las pruebas, que elaboraron los dos mandos policiales como miembros del Tribunal.

Además, la Fiscalía cree que Vera transmitió la totalidad de las preguntas a un pariente lejano que también se presentaba al concurso. Paralelamente, también se investiga a un agente que archivó una serie de denuncias contra el policía que tenía el acta notarial. El fiscal cree que lo hizo en connivencia con Vera porque el agente denunciado había divulgado la existencia de la escritura pública incriminatoria.

La Fiscalía pide condenas de un año y medio de cárcel e inhabilitación de hasta 12 años para el ejercicio de cargos públicos, por delitos de revelación de secretos, prevaricación y omisión del deber de perseguir delitos.

ACTA NOTARIAL ATESTIGUANDO LA FILTRACIÓN

Las siete preguntas filtradas se enviaron desde el correo del entonces director general a un policía interino, Daniel Montesinos, supuestamente para que éste las remitiera a dos aspirantes. Sin embargo, Montesinos llevó el correo electrónico a un notario y la escritura notarial acabó en manos de la Guardia Civil.

Según explicó el propio Montesinos el pasado viernes en el juicio, a aquella visita al notario fue acompañado de otro agente, que también se llevó una copia simple. Uno de los aspirantes que ha comparecido este lunes ha declarado que aquel segundo agente le facilitó el acta aproximadamente un año después.

En concreto, el policía se la entregó contándole que había creído que Montesinos iba a denunciar los hechos, pero posteriormente se dio cuenta de que no había denunciado nada sino que “había hecho un uso particular” –supuestamente, extorsionar a la cúpula policial–. El aspirante fue quien trasladó el acta escaneada a la Guardia Civil.

“EMPEZÓ A OLER A PODRIDO”

Otros aspirantes también han coincidido en señalar que durante el concurso “se escuchaban cosas raras” y que “empezó a oler a podrido”. “Antes de iniciarse el proceso se habían hecho comentarios de que se filtrarían las preguntas”, y después de las pruebas “todo el mundo hablaba de que los exámenes habían sido amañados”. No obstante, en general no han identificado quiénes hacían esos comentarios.

Otro aspirante que se quedó sin plaza ha expresado que renunció a presentar alegaciones porque “sabía que no tenía ningún tipo de posibilidad” ya que “era ‘vox populi'” que había personas que tenían las preguntas.

Una de las ideas que circuló entre los opositores fue que hubo policías que terminaron en tiempo récord el examen tipo test, que constaba de 80 preguntas a contestar en un plazo de 50 minutos. “Al leer el examen ya te dabas cuenta de que era imposible, debido a la extensión había preguntas que necesitabas un minuto o más sólo para leerlas”, ha indicado uno de los opositores. Antes de que acabara el tiempo, algunos policías “dejaron el bolígrafo en la mesa y pararon de escribir”, escuchó otra aspirante.

También consideraron llamativo que un agente, primo lejano del exintendente Vera, obtuviera la puntuación máxima en el examen de desarrollo. “Un rotundo diez me extrañó en un examen de este tipo”, ha comentado otro opositor.

Varios opositores han apuntado también que tuvieron que reclamar al Tribunal porque no les habían reconocido puntos por méritos, y que, a diferencia de lo que se venía haciendo en concursos anteriores, se retiró de las bases la puntuación por haber ejercido de oficial interinamente. Precisamente, varios de los testigos escucharon que Tomas Mas habría participado en la confección de las bases en calidad de representante sindical.

El agente que se sentaba en el examen junto a Tomás Mas ha asegurado que mientras él mismo no paró de escribir, “cada vez que levantaba la cabeza” su vecino estaba parado. Además, hubo un incidente con el código de identificación del examen de Mas –un sistema para que el Tribunal corrija sin saber a quién corresponde el examen–: “Todo el mundo entregó la hoja con la identificación excepto Tomás Mas, que se lo olvidó encima de la mesa”.

Además, el policía ha indicado que, cuando le citaron para declarar en la investigación posterior, otro agente lo abordó en la puerta del cuartel y le dijo “que tuviera cuidado con lo que iba a declarar en el Juzgado”. “Que esta guerra no nos interesa, esto va a acabar en nada, y luego los abogados están tomando buena nota de lo que decís y van a ir a por vosotros”, ha contado.