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¡Uno no se puede resistir al encanto de África…!

por Fina Costa | 12 Oct, 2021 | Actualidad

Hoy día festivo tengo ganas que mi memoria vuele hacia Masai Mara, el parque de los parques en Kenia, con suaves colinas tapizadas por praderas y con sus aguas chocolateadas dónde retozan hipopótamos y cocodrilos. Un grupo de cincuenta viajeros se habían apuntado a una de las aventuras más divertidas de nuestras vidas. Estábamos nerviosos, inquietos, yo los esperaba en el aeropuerto como una de las jefas de grupo, íbamos a tocar de primera mano el entorno dónde se conoce mejor el ciclo de la vida, en su forma más pura y salvaje. Ya habíamos empezado a tomar contacto unos con otros, las risas se iban oyendo por el aeropuerto, un nutrido grupo de personas,  contentos y emocionados. Como diría Karen Blixen, si pudiera hacer tan solo una cosa más… “me iría de safari otra vez…”

Llegamos a Nairobi, empezamos a tomar contacto con el bullicio de las gentes que hacía que no supiese ni dónde mirar, intenso calor… la aventura estaba dispuesta para nosotros. Nos repartieron rápidamente en todoterrenos en grupos de ocho personas, los keniatas son divertidos y muy hospitalarios, los guías fueron entrañables, nos enseñaron tantas cosas maravillosas y  canciones africanas… a partir de ahí, todo fue diferente y salvaje. Después de un par de días tomando contacto con Nairobi, nos tocaba la gran aventura por excelencia, nos dirigimos al parque Masai Mara, en caminos de tierra y polvo, con baches y con muchas risas. Una rica diversidad de vida salvaje evocando Memorias de África o Mogambo. Tiendas de campaña enormes de lujo, con todo tipo de detalles, maderas nobles que nos dejaron boquiabiertos. Los días fueron de película, venían a visitarnos jirafas al hotel, por las noches oíamos a los hipopótamos en el río, aves, ruidos de cualquier clase salvaje, sonidos de película. Rinocerontes, leopardos, leones, cebras, ñus, aves… pudimos fotografiarlos todos, perseguirlos en safaris de mañana y tarde muy emocionantes… puestas de sol, fotografías a los árboles típicos, las acacias de copa plana… recorrer la sabana con 4 x 4 igual que un documental se tratase descubrimos que no hay nada parecido en el mundo. Un cielo plagado de estrellas, ausencia de contaminación. Los sonidos son especiales, oír rugir a un león a 3 kilómetros, no se me ocurre una banda sonora mejor para conciliar el sueño. El privilegio de poder pasar la noche en plena naturaleza. Presenciar la vida de la fauna salvaje en su hábitat natural es un privilegio.

Visitamos a los guerreros Masai que viven en “zamoras”, círculos de cabañas hechas con ramas, nos demostraron sus grandes saltos guerreros para darnos la bienvenida. El grupo cada vez estaba más unido, se habían entablado lazos de amistad, diversión y muy buen rollo. Por las noches nos juntábamos para comentar el día, para intercambiar impresiones, risas y risas, celebración de algún cumpleaños con bailes africanos. Visita por supuesto a la casa de Karen Blixen de Memorias de África, un día también muy especial. ¡Jambo Jambo…! Parte de nuestro corazón quedó en África.

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