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Varios testigos del caso de sobornos en Playa de Palma avisan de irregularidades en declaraciones

por Redacción Mallorca Informa | 15 Abr, 2024 | Destacadas, Justicia, Palma

Varios testigos del presunto caso de sobornos a policías locales por parte de un empresario de la Playa de Palma han afirmado este lunes, en el juicio en la Audiencia Provincial, que sus declaraciones en el Juzgado fueron “guiadas”, “coaccionadas” o que se les atribuyeron palabras que no dijeron.

La Sección Primera de la Audiencia Provincial continúa esta semana con el juicio del llamado caso Playa de Palma, una de las piezas en las que se dividió la investigación sobre la supuesta corrupción en la Policía Local de Palma. El fiscal Anticorrupción Juan Carrau pide para todos los procesados penas de prisión que alcanzan los 50 años por varios delitos de prevaricación administrativa y cohecho.

En el banquillo se sientan nueve policías locales, un funcionario del Ayuntamiento y un empresario del ocio nocturno, Miguel Pascual, acusados de formar una trama para beneficiar a los locales propiedad de éste último en el Arenal, supuestamente a cambio de servicios sexuales y trato preferente.

Este lunes han comparecido un total de ocho testigos, todos ellos policías locales. Varios de ellos han declarado que les llegaron “rumores” acerca de que compañeros recibían servicios o consumiciones gratuitas en determinados establecimientos.

Entonces, el fiscal les ha interrogado acerca de las declaraciones que prestaron durante la investigación –algunos en calidad de imputados–, donde su versión fue mucho más incriminatoria. “Ya declaré en el caso Cursach que mi declaración estaba totalmente condicionada. Yo no lo declaré, fue un monólogo, el fiscal hablaba”, ha dicho uno, asegurando que el fiscal le amenazó con que tenía “línea directa con la regidora” –dando a entender que podría acabar suspendido de empleo y sueldo si lo imputaban–.

“Había palabras que no fueron dichas por mí y estaban en esa declaración”, ha afirmado otro agente en relación a unas testificales sobre la existencia de directrices para beneficiar a los negocios de Miguel Pascual. “Eso yo no lo dije, no sé quién lo ha podido apuntar”, ha indicado, respecto a declaraciones previas sobre preavisos de inspecciones. Este mismo agente ha añadido que el exfiscal Miguel Ángel Subirán “coaccionaba y amenazaba”.

“En esa época de terror tú prestabas declaración guiada por lo que te decía el fiscal Subirán”, ha dicho otro, excusándose en que “lo único que le preocupaba era terminar la declaración” para evitar entrar en prisión. En el caso Cursach este funcionario ya avisó “de que el 90 por ciento de lo que había declarado ahí no era cierto”.

UN POLICÍA RATIFICA QUE SE INVITABA A LOS POLICÍAS

De los ocho testigos de este lunes, sólo uno ha afirmado haber atestiguado de forma directa que en el local de Pascual invitaban a comer a los policías; aunque él intentaba pagar sus consumiciones los camareros no le aceptaban el dinero. Uno de los empleados le confesó que tenían órdenes de no cobrar a los policías. Después de eso dejó de ir porque le incomodaba y no quería verse “comprometido”.

El agente ha matizado que cuando trabajó en Calvià también estaba bastante normalizado que los locales dieran botellas de agua a policías, o que incluso ofrecían copas, pero considera que aceptar este tipo de ofrecimientos dañaba la imagen del cuerpo.

En este sentido, ha explicado otro episodio en el que nada más detenerse con el coche con un compañero delante de uno de los locales en Playa de Palma, un camarero salió corriendo a llevarles “tres vasos de tubo” a la ventanilla del conductor: “Y yo más o menos le digo, ‘estás de cachondeo’, y en ese momento todo el mundo de la cola mirando hacia el vehículo policial”.

INFORME POR LOS “PLANTONES” ANTE EL BIERKÖNIG

Por otro lado, varios de los agentes que han comparecido este lunes suscribieron un informe sobre la falta de medios de seguridad propios en el Bierkönig, y a raíz de este escrito “inmediatamente después” el local contrató personal.

La acusación relaciona esto con los puntos fijos –los llamados “plantones”– que hacía el GAP ante el local. “Durante una temporada estuvimos una hora y pico, durante varios días seguidos, y nos llama la atención. Porque, claro, el resto de la playa de Palma quedaba desatendida y el volumen de trabajo en verano es bastante elevado”, ha explicado un policía.

Otro ha incidido en que como el local no contaba con seguridad propia “se utilizaba a la policía como seguridad privada”. Todos han coincidido en que el encargado del establecimiento tenía línea directa con el GAP y llamaba al teléfono corporativo para dar avisos.

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