La doble campeona olímpica Theresa Zabell ha asegurado este viernes en su declaración como testigo en el juicio del conocido como caso Calanova que los administradores y socios de la sociedad Port Olímpic, que acabó ganando el concurso para la gestión del puerto, “utilizaron su nombre sin permiso” como aval a la candidatura cuando ya había expresado su deseo de salir de la sociedad.
La política y deportista, que inicialmente junto con su marido, formó parte de la licitante con la intención de recuperar el prestigio deportivo del puerto, abandonó el procedimiento al considerar que empezaba a ser más importante la cuestión de la venta de los amarres y una supuesta especulación en este aspecto que la parte deportiva, que era en la que ella estaba más interesada porque, ha señalado, Calanova había sido en el pasado un puerto de referencia.
“Empecé a ver cosas que no eran de mi confianza y me quise salir”, ha añadido, asegurando que incluso después de haber expresado su voluntad de abandonar el proyecto, tuvo que contestar a un mensaje en redes sociales en el que todavía se le vinculaba.
Zabell, además, también formaba parte en aquel momento de la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2020. La que fuera medallista olímpica ha descargado en su exmarido el hecho de que tras dejar el proyecto todavía hubiera comunicaciones con el resto de socios. “Yo tenía más ganas de salir que él”, ha afirmado. Respecto a las posibles aportaciones económicas a la inversión, también ha descargado la responsabilidad en su expareja.
La expareja de la deportista se ha pronunciado en términos similares al explicar que salieron de la sociedad cuando se dieron cuenta que por encima de la creación de una escuela de vela de alto nivel estaba “la especulación” con los amarres.
Ninguno de los dos, ha añadido, desembolsaron cantidad alguna por sus participaciones porque lo hizo el administrador de Port Olímpic, Carlos Gelabert. Además, no llegaron a cobrar por la elaboración del proyecto deportivo.
De hecho, han señalado, siguieron utilizando el mismo nombre de Port Olímpic en referencia al pasado deportivo de Zabell. El testigo se ha mostrado convencido de que la sociedad utilizó “indebidamente” el nombre de la deportista. “Lo que había sido la intención de crear una escuela élite había desaparecido y la voluntad era reformar el puerto para vender los amarres”, ha señalado.
DIFERENCIAS SOBRE LA RELACIÓN ENTRE DELGADO Y GELABERT
La sesión de este viernes del juicio que sienta en el banquillo al exconseller de Turismo Carlos Delgado y a otras cinco personas por las supuestas irregularidades en la adjudicación de la infraestructura en el año 2013, ha acogido las declaraciones de las parejas en aquel momento y ahora exparejas de Delgado y el administrador de Port Olímpic, Carlos Gelabert que, más tarde, tras su salida de la sociedad, acabaría siendo socio de despacho del expolítico.
En este caso, los interrogatorios han ido dirigidos, por un lado, a la relación personal que mantenían Gelabert y Delgado en el momento del procedimiento, así como a supuestas presiones que se habría ejercido sobre la expareja del administrador para que se desdijera de su declaración.
Por un lado, mientras que la expareja de Delgado ha asegurado que la relación con Gelabert y su entonces pareja no puede considerarse de amistad –“no eran nuestros amigos”, ha llegado a decir–, la de Gelabert sí que ha asegurado que se veían casi semanalmente.
Esta testigo ha admitido que Delgado y Gelabert hablaban entre ellos a través de los móviles de sus parejas, ante el temor de que el teléfono del exconseller estuviera pinchado. Además, según su testimonio, tras algunas conversaciones telefónicas en tarde-noche, Delgado y Gelabert se encontraban.
La expareja de Gelabert aportó a la investigación mensajes de texto que acreditaban la relación de amistad, aunque ha negado que fuera para perjudicar a su expareja sino para colaborar con la investigación.
Estos testimonios también han diferido sobre una supuesta salida en barco, hecho que la expareja de Delgado niega y que la de Gelabert confirma que se produjo. Sobre esto hecho habría versado una llamada telefónica de la expareja de Delgado reclamando explicaciones por un hecho que, según ella, no se había producido. “Al colgar, pensé que me habían grabado”, ha concluido la expareja del que fuera administrador de Port Olímpic.
Cabe recordar que Fiscalía pide para el exconseller Carlos Delgado una condena de inhabilitación y un año y nueve meses de prisión por los delitos de prevaricación y tráfico de influencias. También reclama el pago de una multa de 1,1 millones de euros. Para el resto de los acusados se reclaman igualmente penas de cárcel similares y multas también por encima del millón de euros.
El juicio, que se celebra en la Sección Primera de la Audiencia Provincial, tiene señaladas sesiones a lo largo de toda la semana próxima.
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