Con el ascenso del Girona se ha completado la Primera División para la temporada 2022/23 donde esperamos que el Mallorca no sufra tanto como en la recién terminada. Se cumple un mes del partido de Pamplona y hasta el momento poca actividad en lo que a fichajes se refiere, con la excepción de la renovación de Grenier y hacer efectiva la opción de compra por Maffeo. Me cuentan que en estos días pasados tuvo lugar una cumbre con la propiedad en Arizona, me gustaría que de una vez por todas los propietarios entendieran lo que significa para el club la Primera División y tomarán nota para no repetir errores, una buena declaración de intenciones sería el fichaje de Muriqi. El gol se paga y deberían reflexionar que lo que cuesta el jugador kosovar es lo que se invirtió el año pasado con Greif, Hoppe y Amath. Pablo Ortells sigue contando con la confianza de la propiedad, trabajo tiene por delante pero con dinero a su disposición siempre facilita las cosas aunque hay que saberlo invertir bien.
Tengo dudas de que Javier Aguirre sea el entrenador idóneo para edificar un proyecto, no le quito ni un ápice de mérito en la salvación, trece puntos sobre veintisiete posibles son números elocuentes y ser capaz de levantar al equipo tras la debacle del Granada ha sido su gran logro, es un motivador nato y especialista en situaciones comprometidas, veremos como se desenvuelve partiendo desde cero, experiencia de sobra tiene y ojalá le vaya bien y disipe mis dudas.
Homenajes a los que fueron
Días atrás el club organizó un acto para que la afición pudiera despedirse de Salva Sevilla y Manolo Reina, dos leyendas de la historia reciente del Mallorca, hace cinco años llegaron estando el equipo en Segunda B y lo dejan en Primera, por sentimentalismos los hubiésemos renovado de por vida pero con la mente fría quizás era el momento adecuado, se van con el objetivo cumplido y por la puerta grande, ellos entienden la no renovación pero se van disgustados por las formas y seguramente con razón, nada nuevo.
Quien de no para de recibir homenajes es Luis García Plaza. Ha calado hondo dentro de mallorquinismo y se nota, ahora se han cumplido cinco años de la llegada de Vicente Moreno al que hay que reconocerle su trascendencia en la situación actual del club, basta ver dónde está el Deportivo para entenderlo, pero entre la manera de despedirse de uno y otro media un abismo.
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