La nueva tendencia de la celebración de las nupcias fuera de la localidad natal o de residencia de las parejas ha situado a la isla como uno de los emplazamientos más demandados

El concepto tradicional de los enlaces matrimoniales está experimentando una fase de clara evolución en la última década.

Según nos informa Island Homes Mallorca, en un mundo donde la diferenciación marca buena parte de las valoraciones sociales y laborales, la ya de por sí habitual búsqueda de la sorpresa en este tipo de eventos, ha puesto en el foco casi a la totalidad de detalles que componen una boda.

Desde la propia ceremonia hasta la vestimenta pasando por el menú y llegando, incluso, a la ejecución de roleplays por parte de los invitados.  Todo está sujeto a la originalidad con el objetivo de convertir tanto la experiencia de los invitados como de los propios cónyuges en un momento inolvidable.

De los regalos para invitados a las vivencias

Tal y como apunta el filósofo alemán de origen coreano, Byung Chul-Han en su libro “No cosas”, la sociedad ha entrado de lleno en una fase en la que el materialismo ha dejado paso al consumo de vivencias. En ese sentido, se aprecia cómo en la organización de eventos, la moda está apuntando hacia inversiones que busquen el disfrute frente a la posesión.

Es ahí donde el término “destination wedding” se ha abierto paso como una de las ambiciones más deseadas por los novios que buscan diseñar una celebración que quede en la memoria para siempre.

Se trata de la programación de los enlaces fuera del entorno habitual de la pareja, buscando para ello lugares paradisiacos, donde el lujo y el bienestar suponen toda una experiencia para los participantes, que no solo asistirán al enlace, sino que vivirán unas minivacaciones en un lugar de ensueño.

Y es ahí donde una zona tan idílica como Mallorca está cobrando una especial relevancia, entre turistas de todo el mundo, especialmente, como nos señala Jaime Martorell, CEO de Island Homes Mallorca, provenientes de Estados Unidos. Según los datos hechos públicos por la Asociación de Profesionales de Bodas y Eventos de Baleares tras la pandemia se ha estimado un crecimiento cercano al 40% de la celebración de bodas de este estilo en territorio insular.

Todo ello, facilitado por los diferentes vuelos directos que conectan el aeropuerto de Palma con ciudades de referencia como Nueva York, París o Londres, donde estas prácticas son cada vez más habituales.

Organizar una destination wedding

Preparar una boda lejos del país o la ciudad de origen supone todo un desafío, tanto a nivel organizativo como económico. Los expertos destacan que es necesario iniciar los trámites con meses de antelación, pues supondrá un viaje para todos los invitados, con el consecuente ajuste de obligaciones diarias.

Pero, sin duda, la pieza angular de las destination weddings es el enclave elegido para la ceremonia y los festejos. En ese sentido, son las villas de lujo la elección más demandada, puesto que, a pesar de suponer un gran desembolso, logran situar en la cúspide todo el acontecimiento.

Hablamos de lugares ubicados en emplazamientos privilegiados, rodeados de naturaleza y con todas las prestaciones que se pueden esperar de instalaciones así: piscinas, zonas verdes, habitaciones cuidadas hasta el extremo, terrazas o solariums, por citar algunas.

Son capaces de ofrecer a los invitados todos los ingredientes necesarios para festejar el evento al más alto nivel, con total independencia, seguridad y cuidados por parte de las empresas que gestionan este tipo de espacios.

Un gran impacto económico para Mallorca

Pero más allá de la mera práctica, las destination weddings traen consigo un sustancial impacto económico para la isla. Según datos publicados se estima que el montante empleado para la reserva de este tipo de bodas puede alcanzar los 200.000 €.

A ello hay que sumar todo el gasto individual que realizará cada uno de los invitados que participarán en el convite.  Por lo general, el número de personas que acuden a estas bodas oscila entre 30 y 100, con lo que se presume un sustancial añadido económico más allá del propio evento.

En definitiva, se trata de una tendencia que pone de nuevo a la isla en el foco de un turismo especializado y de lujo que, sin duda, continuará al alza debido a todas las prestaciones que ofrece Mallorca para celebrar este tipo de eventos.