Si eres amante de la historia y de las leyendas que la envuelven debes visitar el oratorio de Sant Miquel de Campanet, uno de los primeros santuarios construidos en la isla tras la conquista. Como suele ser habitual en este tipo de construcciones se levanta sobre una mezquita musulmana edificada, probablemente, sobre los restos de un santuario de la época paleocristiana. Investigaciones posteriores relacionan el oratorio con la Orden del Temple.
La ermita, documentada en el año 1248, fue inicialmente la parroquia de una población rural diseminada hasta que a principios del siglo XV se edificó la nueva iglesia emplazada en el actual núcleo de Campanet.
La fachada tabicada del oratorio concluye con una cornisa formada por una hilera de tejas pintadas decoradas con motivos geométricos de color rojo. En el centro se abre un portal abovedado de marés con un arco de medio punto. Sobre el portal destaca un pequeño nicho que alberga una imagen de San Miguel y adosado a la fachada un porche de vigas de madera sostiene las tejas.
Accedemos al interior descendiendo por una escalera de cuatro peldaños; es de una sola nave, de tres tramos y dividida por dos arcos que se apoyan sobre pilastras adosadas. A la derecha una escalera de dos tramos conduce al campanario. En el fondo del presbiterio observamos el Retablo de San Miguel cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XVI o principios del XVII. En su parte central se reproduce al santo titular del oratorio portando un escudo y hundiendo la lanza a una figura diabólica con pechos de mujer que yace en actitud suplicante.
Adyacente al oratorio hay un pequeño y coqueto cementerio de tumbas excavadas en la tierra; se utilizó desde la creación del templo en 1248 hasta la inauguración del nuevo camposanto municipal en 1927. El recinto sagrado atesora una leyenda que transita entre el romanticismo y el misterio; una historia de amor que, como tantas a la antigua usanza, no tuvo un final feliz.
El trágico suceso
Nos remontamos a mediados del siglo XIX. Aquel fatídico día el destino, muchas veces caprichoso, quiso que se derrumbara sobre ella parte del coro de la iglesia parroquial. La joven Isabel Pons falleció víctima del desgraciado suceso y su enamorado, Matías Pujades, hizo fabricar una lápida y todos los días depositaba rosas rojas sobre la tumba de su amada, símbolo de una pasión prematuramente truncada.
Pero el desconsolado enamorado no pudo soportar aquella separación. Se habían jurado amor eterno, un amor que ni la muerte sería capaz de destruir. Si su amada se había ido, pensó, no había razón alguna para que él siguiera con vida. Así debió de entenderlo Matías y así lo comprendieron todos, en Campanet, cuando encontraron el cuerpo del joven, colgando sin vida en un árbol, en las afueras del pueblo. Por aquel entonces en el camposanto del Sant Miquel no había unos palmos de tierra sagrada para acoger a los suicidas y a Matías lo enterraron en una tumba anónima, sin ninguna señal externa y, seguramente, al otro lado de la tapia. (1).
El paso del tiempo no ha borrado las huellas de aquella trágica historia de amor, para algunos con tintes de leyenda. Sin embargo, cada uno de noviembre, festividad de Todos los Santos, aparece una rosa roja sobre la tumba de Isabel.
(1) Sabrafín, Gabriel. Historias y leyendas mallorquinas de amor. José J. de Olañeta Editor. 2000.
FUENTES:
*Ibáñez, José María. La vuelta a Mallorca en 80 rutas. Anima Ignis Ediciones. 2021.
Escritor e investigador de temas relacionados con los enigmas y misterios de la Historia. En la actualidad dirige y presenta el programa La Realidad Oculta en Radio Balear, colabora en esRadio971 con La Mano Negra, sección semanal dedicada a las crónicas negras, enigmas, misterios y curiosidades y dirige el blog de investigación La Realidad Oculta (balearoculta,blogspot.com).
Ha publicado los siguientes libros: El Delfín y la Estrella. Vida de Antonio Ribera (Tot Editorial. Barcelona. 1995), Enigmas y Misterios. 13 Lugares Malditos (Es Ediciones. Madrid. 2009), 13 Profecías Ocultas (Es Ediciones. Madrid. 2009), Los Correctores del Destino, el rumor no siempre está equivocado (La Niebla Ediciones. Mallorca. 2011), en colaboración con Vicenç Zanón, Templarios en Mallorca (Ediciones Dédalo. Barcelona. 2013), en colaboración con Juan Manuel Ruíz Fernández, y La vuelta a Mallorca en 80 rutas (Editorial Gâlata Books. Mallorca. 2017).
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