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El lado oculto de la primavera: ansiedad, insomnio y emociones intensas

por Juana Cifre | 1 Abr, 2025 | Contraportada, Destacadas, Historias

La primavera llega cada año envuelta en una atmósfera de renovación. El aire se vuelve más suave, los días se alargan, los árboles reverdecen y la naturaleza despierta en una explosión de vida. Muchos la celebran como una etapa de energía, amor y creatividad. Sin embargo, no todos reciben a la primavera con entusiasmo. Para muchas personas, esta estación puede convertirse en una época extrañamente inestable, donde emociones como la ansiedad, la tristeza o la irritabilidad aparecen sin razón aparente.

Detrás de este contraste hay factores reales. El cuerpo humano necesita adaptarse a los cambios de luz, temperatura y presión atmosférica. Es lo que se conoce como astenia primaveral, un fenómeno que, aunque temporal, puede causar fatiga, apatía, falta de concentración y trastornos del sueño. Nuestros ritmos internos, que durante el invierno se habían acomodado a la quietud, ahora deben reajustarse a una mayor exposición a la luz natural, a horarios que se adelantan, a una mayor actividad social. Y no siempre lo hacen con facilidad.

Además, en una sociedad que idealiza la felicidad y la energía como signos de éxito personal, puede resultar aún más frustrante sentir que uno no está “a la altura de la estación”. Parece que hay una expectativa colectiva de estar bien, de disfrutar, de salir, de florecer… y cuando uno no se siente así, la culpa y la sensación de rareza aumentan. Para algunas personas, la primavera puede ser el espejo incómodo que les recuerda lo que aún no han resuelto internamente, lo que todavía no ha brotado o se ha quedado estancado.

Formas de acompañarse en la transición

Frente a esta realidad, hay formas amables de acompañarse. Establecer rutinas sencillas, priorizar el descanso, mantener contacto con la luz natural, moverse con suavidad, alimentarse de forma equilibrada y dedicar un momento al silencio puede marcar una gran diferencia. No hace falta una transformación radical. A veces, lo más importante es permitirnos simplemente estar, sin exigirnos sentir lo que no sentimos, sin juzgarnos por no “florecer” cuando todo a nuestro alrededor lo hace.

Cada flor florece a su tiempo.
No estás obligado a sentirte bien solo porque hace sol.

Validar lo que sentimos en primavera

Hay primaveras que se viven con entusiasmo, y otras que se transitan con una sensación de desorden interno. Ambas son válidas. Lo importante no es forzarse a encajar en el molde primaveral, sino darse el permiso de vivir esta estación como verdaderamente se sienta. Porque la auténtica primavera no siempre es externa; a veces se gesta en silencio, muy dentro de uno, y cuando llega, lo hace con una fuerza distinta, más verdadera y duradera.

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