Era un hombre muy especial. Debo reconocer que nunca había tenido la oportunidad de conocer a un personaje de estas características. Sin duda, una grandísima persona. Ahora es el anciano cuidador de aquel cementerio de mascotas y, desde siempre, que él mismo recuerde, había vivido en aquel pintoresco pueblo. Eso sí, él no estaba por la labor de recordar si realmente había nacido allí.
Me contaba hace algún tiempo el anciano cuidador que, desde muy joven sentía una conexión muy especial con los animales. Recordaba que, hasta donde le alcanzaba la memoria, siempre había tenido alguna mascota junto a él, sobre todo perros y gatos abandonados a su suerte que había rescatado del sufrimiento y de una muerte segura.
La historia del anciano cuidador y de aquel cementerio de mascotas, me cuenta, había comenzado muchos años atrás, cuando su gatita más querida falleció. La minina, cariñosa, revoltosa y negra como el azabache, había sido su compañera de viaje durante casi dos décadas, y su partida dejó un inmenso vacío en su corazón. Para honrar la memoria de la pequeña felina, el viejo cuidador decidió crear un lugar muy especial donde las queridas mascotas pudieran descansar en paz y ser recordadas para siempre.
El claro del bosque y la llegada de los vecinos
Me contaba no hace mucho tiempo el anciano cuidador que, había descubierto un claro en el bosque, alejado del mundanal ruido y se puso manos a la obra. Día tras día, limpiaba el terreno, levantaba pequeñas lápidas y plantaba flores para embellecer el lugar. Con el tiempo, me seguía contando el anciano cuidador, otros vecinos del pueblo y de sus alrededores se enteraron de la existencia del cementerio y empezaron a llevar a sus propias mascotas fallecidas para que fueran sepultadas allí.
Me contaba no hace mucho la joven y vivaracha alcaldesa de aquel pueblo que, aquel cementerio de mascotas se había convertido en un refugio de consuelo y amor, un lugar donde los recuerdos hacia nuestros “peluditos” pueden perdurar. Y es que, el anciano cuidador dedicó gran parte de su vida a cuidar el cementerio, mantenerlo limpio y ordenado; asegurándose en todo momento de que todas las tumbas recibieran siempre el respeto que merecían.
A lo largo y ancho de los años, me contaba la hija mayor del guardián del cementerio de mascotas, su padre se convirtió en una figura casi mítica en el pueblo y sus alrededores. Todos decían que tenía un don muy especial para comunicarse con los animalitos y que sentía su presencia en el camposanto. A menudo, me seguía contando la hija mayor del guardián del cementerio, se le veía hablando en voz baja frente a las lápidas, como si estuviera conversando con sus viejos amigos.
Un legado de amor que continúa
Me contaba una bella y simpática muchacha que, hace años, todavía era una niña, había descubierto aquel cementerio y desde entonces lo visitaba muy a menudo. Aquel anciano cuidador le enseñó todo lo que sabía sobre el cuidado de las tumbas, del significado del amor y del recuerdo de nuestros pequeñines. Aquella niña se convirtió en la aprendiz de aquel anciano cuidador y, juntos, continuaron con su labor de mantener vivo el espíritu de aquel pequeño cementerio de mascotas.
Aquel anciano cuidador, guardián del cementerio de mascotas, falleció una noche de muerte natural, rodeado de sus mascotas y con su mejor sonrisa dibujada en el rostro. Me cuenta aquella mujer madura, bella y simpática, aquella niña que se convirtió en la aprendiz de aquel anciano cuidador que, el espíritu de aquel guardián del cementerio de mascotas, permanece en aquel claro del bosque, cuidando y protegiendo a todas las mascotas. Asegurándose de que nunca jamás sean olvidadas.
Escritor e investigador de temas relacionados con los enigmas y misterios de la Historia. En la actualidad dirige y presenta el programa La Realidad Oculta en Radio Balear, colabora en esRadio971 con La Mano Negra, sección semanal dedicada a las crónicas negras, enigmas, misterios y curiosidades y dirige el blog de investigación La Realidad Oculta (balearoculta,blogspot.com).
Ha publicado los siguientes libros: El Delfín y la Estrella. Vida de Antonio Ribera (Tot Editorial. Barcelona. 1995), Enigmas y Misterios. 13 Lugares Malditos (Es Ediciones. Madrid. 2009), 13 Profecías Ocultas (Es Ediciones. Madrid. 2009), Los Correctores del Destino, el rumor no siempre está equivocado (La Niebla Ediciones. Mallorca. 2011), en colaboración con Vicenç Zanón, Templarios en Mallorca (Ediciones Dédalo. Barcelona. 2013), en colaboración con Juan Manuel Ruíz Fernández, y La vuelta a Mallorca en 80 rutas (Editorial Gâlata Books. Mallorca. 2017).
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