Aquella noche la luna llena brillaba más de lo habitual en el firmamento. El mar estaba en calma y cómo un inmenso espejo reflejaba el manto de estrellas sobre la superficie de sus aguas. Aquel viejo pescador, muy popular en la aldea donde vivía por las fantásticas historias que siempre contaba, en aquellos momentos estaba solo a bordo de su pequeña embarcación, en el mar abierto, a bastantes kilómetros de la costa.
Había dedicado gran parte de su vida a surcar mares y océanos. Sus arrugadas manos, curtidas por el sol, el salitre y el viento, guardaban los entrañables recuerdos de mil y una aventuras. Aquella noche, como ya era habitual, sentado en su pequeña embarcación, miraba hacia el horizonte y dejaba volar la imaginación, recordando pasados acontecimientos.
El viejo pescador había zarpado al anochecer desde el pequeño puerto del barrio de pescadores, siguiendo su intuición que en tantas ocasiones lo había guiado hasta alcanzar abundantes bancos de peces. Pero, desde días atrás, lo intuía, le embargaba la sensación que algo desconocido se estaba gestando en las profundidades del mar abierto.
Y, precisamente, esa noche fue cuando la vio. De repente, la superficie del mar comenzó a brillar con un intenso resplandor. El viejo pescador dirigió su cansada mirada hacia el mar, mientras, entre las suaves olas, emergía una imagen de belleza etérea. Una sirena de largos cabellos plateados y mirada tan profunda como el océano. Su canto no era ni dulce ni melancólico, sino solemne, como si se estuviera preparando para anunciar una revelación.
La sirena lo mira, le sonríe y con un gesto elegante le invita a seguirla. El viejo pescador la sigue durante horas, perdiendo la noción del tiempo y el espacio. Finalmente, llegan a un lugar donde el propio mar se abre formando un gran círculo y revelando un abismo. La sirena con voz melancólica le dice:
“Aquí yace el reino perdido de Atlántida”
El viejo marinero observa asombrado como lo que parecen las ruinas de una antigua civilización emergen de las profundidades, rodeadas de corales y criaturas marinas, algunas totalmente desconocidas para él. Atlántida, la legendaria ciudad sumergida, estaba frente a sus ojos.
La sirena, mientras ambos descienden a las profundidades cogidos de la mano, le cuenta con todo lujo de detalles que la ciudad acabó, hace milenios, engullida por las aguas, pero su verdadero espíritu aún sigue vivo en las profundidades. Le habla sobre su grandeza, de sus habitantes, y de cómo había logrado sobrevivir en total armonía con el océano.
Recordemos que la Atlántida, nos resume el narrador, es uno de los mitos más fascinantes de la historia. Platón la describió como una civilización avanzada que desapareció tras un cataclismo hace miles de años. A lo largo de la historia, se ha escrito mucho sobre su posible ubicación. Sin embargo, la mayoría de arqueólogos, científicos e historiadores, consideran que se trata de una historia ficticia creada por Platón para transmitir sus ideas filosóficas.
El viejo pescador escucha atentamente a la bella sirena. Se siente honrado de ser el primer mortal que, en siglos, ha tenido la oportunidad de presenciar tal maravilla. Sabe que nadie en su aldea le creerá si les cuenta lo que acaba de ver, pero también es consciente que ahora lleva consigo un secreto que lo ha conectado para siempre con los misterios de la historia y del mar.
Cuando el sol ya asoma por el horizonte, la sirena lo acompaña de regreso a la superficie. Se despide del viejo pescador con una dulce sonrisa dibujada en sus labios y le dedica una última mirada antes de volver a sumergirse hacia las profundidades. El viejo pescador no intenta seguirla. Sonríe, ajusta sus redes y sigue pescando; ahora él también forma parte de la leyenda. Ya se ha hecho tarde cuando regresa a la aldea, llevando en lo más hondo de su corazón la extraordinaria visión de la Atlántida y el recuerdo imborrable de la bella sirena.
A partir de aquel día, cada vez que el viejo pescador mira hacia el mar, siente una profunda conexión con sus secretos y misterios. Y aunque nunca ha compartido su experiencia con nadie, sus ojos brillan a través de aquella mirada limpia de alguien que ha logrado ver lo inalcanzable.
Y es que, a pesar de la falta de pruebas tangibles sobre su existencia, la Atlántida sigue capturando nuestra imaginación.
Escritor e investigador de temas relacionados con los enigmas y misterios de la Historia. En la actualidad dirige y presenta el programa La Realidad Oculta en Radio Balear, colabora en esRadio971 con La Mano Negra, sección semanal dedicada a las crónicas negras, enigmas, misterios y curiosidades y dirige el blog de investigación La Realidad Oculta (balearoculta,blogspot.com).
Ha publicado los siguientes libros: El Delfín y la Estrella. Vida de Antonio Ribera (Tot Editorial. Barcelona. 1995), Enigmas y Misterios. 13 Lugares Malditos (Es Ediciones. Madrid. 2009), 13 Profecías Ocultas (Es Ediciones. Madrid. 2009), Los Correctores del Destino, el rumor no siempre está equivocado (La Niebla Ediciones. Mallorca. 2011), en colaboración con Vicenç Zanón, Templarios en Mallorca (Ediciones Dédalo. Barcelona. 2013), en colaboración con Juan Manuel Ruíz Fernández, y La vuelta a Mallorca en 80 rutas (Editorial Gâlata Books. Mallorca. 2017).
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